En un acto sin precedentes que marcará la historia de nuestro municipio, el Club Baloncesto Guancha tiene el honor de anunciar que el exdirector del IES La Guancha y exjugador de nuestro club, Jerónimo Morales Barroso, será nombrado Hijo Predilecto de La Guancha, convirtiéndose en el primer vecino en recibir tal distinción. Este reconocimiento viene a coronar una vida dedicada al servicio de la educación y al enriquecimiento cultural y deportivo.
En un emotivo acto programado para mañana, el I.E.S. La Guancha será rebautizado como I.E.S. La Guancha – Jerónimo Morales Barroso, en reconocimiento a su incansable labor y dedicación. Esta ceremonia coincide con el primer aniversario de la propuesta oficial presentada por el Club Baloncesto Guancha, en la cual se solicitaba al ayuntamiento que se le otorgara la Medalla de Oro Municipal y se le dedicara una calle en el entorno de la nueva piscina, en honor a Morales Barroso.
Debido a que la concesión de la Medalla de Oro Municipal a título individual no se encuentra recogida en el reglamento de honores y distinciones del Ayuntamiento de La Guancha, se ha optado por nombrarle Hijo Predilecto del municipio, un gesto que subraya la profunda estima y reconocimiento que la comunidad le profesa.
El Club Baloncesto Guancha también se puso en contacto hace un año con la Consejera de Educación del Gobierno de Canarias, Manuela Armas, saber los trámites necesarios para este cambio de nombre, demostrando el compromiso del club con la preservación y celebración del legado de una de las figuras más emblemáticas de La Guancha.
Cabe destacar que el C.B. Guancha ya había rendido homenaje a Jerónimo Morales Barroso durante la final del Torneo de Verano, evento en el que el pabellón se volcó en reconocimiento a su figura. Este acto de mañana no solo reafirma el respeto y admiración de nuestra comunidad hacia Morales Barroso, sino que también subraya la importancia de su contribución al bienestar y desarrollo de La Guancha.
Acompañando a esta nota, se encuentra la justificación original entregada al Ayuntamiento, detallando las razones por las cuales Jerónimo Morales Barroso es merecedor de tales distinciones, reflejando nuestro compromiso por honrar el legado de quienes contribuyen de manera significativa a nuestro municipio.
Justificación
Desde el C.B. Guancha queremos realizar la propuesta al Ayuntamiento de La Guancha y a quien corresponda para otorgar la Medalla de Oro Municipal, así como una calle, a una de las personas más destacadas del último siglo en nuestro pueblo. Nos referimos al director de instituto más antiguo de Canarias, con 44 años al frente en estos momentos del IES La Guancha.
Vamos a intentar exponer y de manera resumida por qué necesita ser reconocido con la máxima distinción del municipio e incluso ponerle una calle.
Como todos saben, ha estado toda su vida ligada a nuestro pueblo, trabajando desde niño, por un municipio mejor. Uno de los fundadores del C.B. Guancha en sus inicios en 1970 consiguiendo traer el primer aro a La Guancha que se puso en un árbol de la antigua plaza, nunca ha dejado de estar unido a nuestro club. Durante 20 años fue concejal, de los cuales 16 en el gobierno encargándose entre otras áreas, de cultura, deportes y hacienda, en aquellos maravillosos años de las Ferias de La Guancha, era el responsable de la feria del queso y del vino. Pero sin lugar a duda, con la importancia que merece lo anterior, Jerónimo Morales es conocido como el «Rector» de la «Universidad» del Norte. De esta manera se conoce a nuestro instituto en todo Tenerife, Universidad del Norte. El vicepresidente de nuestro club, Darío Hernández nos contó una anécdota de cuando estaba en la Universidad de La Laguna cursando magisterio y un profesor de psicología al enterarse que era de La Guancha le dijo delante de 100 alumnos: «A pero tu vienes de la Universidad del Norte». Mucho trabajo, para conseguir que nuestro IES La Guancha tenga tan importante reconocimiento.
Comenzó la actividad pedagógica en el curso 1978-1979 cuando el centro era una sección delegada del Instituto de La Orotava, cuyo director era Guillermo Graham, quien en ese último año fue elegido alcalde de Tacoronte, hasta que en 1983 pasó a ser autónomo, previa adquisición de unos terrenos. Eran cuatro profesores y 59 alumnos. 44 años después, el instituto que vio nacer cuenta con una plantilla de 115 trabajadores de los cuales 92 son profesores y 854 alumnos.
A partir de ese momento se creó un proyecto que fue creciendo sin parar, pese a que nació con dos familias de formación profesional: administración y electrónica y que actualmente cuenta, además de graduado en ESO, con tres ciclos formativos de grado medio y ocho de grado superior, además de módulos formativos, a los que acuden alumnos de otros municipios y hasta de la península.
El IES La Guancha siempre se ha adelantado a los acontecimientos, adaptándose a la coyuntura e incorporando nuevos estudios acorde a los tiempos. El año 1992 fue el que más alumnos hubo, cuando se implantó la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), exactamente, 1.100. Ese año el centro se dotó de los medios tecnológicos necesarios, tales como televisión y equipos de vídeo y sin duda fue el engranaje para conseguir lo que es en la actualidad, un centro referente, con la mayor oferta educativa del norte.
En todos estos años tanto a nivel individual o de centro se han conseguido muchos premios y reconocimientos que vamos a destacar:
Año 1992.
I Premio «Escuela y Naturaleza» por el proyecto «Huerto escolar y ajardinado del centro», concedido por el ministerio de educación.
Año 2000.
Reconocimiento a lo centros docentes por su labor educativa, concedido por el Consejo Escolar de Canarias.
Accésit en el VII concurso contenidos canarios en el aula curso 1999/2000. Consejería Educación.
Año 2003.
Accésit en el VII concurso contenidos canarios en el aula curso 2001/2002. Consejería Educación.
Año 2005.
Primer clasificado de Canarias juego de la bolsa, organizado por Caja Canarias.
Diploma «Educar en valores contra la violencia de género, integrando miradas, construyendo justicia». Dirección general de ordenación e innovación educativa.
Miembro honorífico del consejo regulador Ycoden Daute Isora.
Proyecto «Educación Patrimonial: Propuestas creativas desde el espacio educativo», Trabajo: «La Fuente de La Guancha». Consejería de Educación.
Segundo clasificado de Canarias en el juego de la bolsa. Organizado por Cajacanarias.
Año 2006.
Certificado de calidad Norma ISO 9001:2000
Año 2007.
Certificado de excelencia europea 200+.
Año 2008.
Gran Cruz Alfonso X el Sabio a Jerónimo Morales Barroso. Ministerio de Educación del Gobierno de España.
Año 2009.
Reconocimiento del colegio oficial de doctores y licenciados en filosofía y letras a Jerónimo Morales Barroso por la concesión de la gran cruz Alfonso X El Sabio.
Segundo premio Marta Mata a la calidad de los centroseducativos. Consejo Escolar del Estado.
Año 2010.
Certificado de Calidad norma ISO 9001:2008
Certificado de excelencia europea 300+
Año 2011.
Distinción Viera y Clavijo a Jerónimo Morales Barroso.
Concedida por la Consejería de Educación.
Año 2017.
Certificado de Calidad Norma ISO 9001:2015
Año 2018.
Ancla de Oro al Mérito Cultural, que otorga el Patronato de Música XVIII de Enero
Año 2019.
Educación.
Distinción Viera y Clavijo. Concedida por la Consejería de
Año 2021.
Acreditación Erasmus en el ámbito de la formación profesional 2021-2027. Concedida por la unión europea.
A nadie se le escapa que todo lo que ha conseguido Jerónimo es gracias también a todo el equipo que tiene detrás, como siempre desde su humildad destaca. Pero sin duda, su dedicación, su trabajo y su vida sin horarios dedicada al centro, es la que ha conseguido todos estos logros. Desde las 5 de la mañana ya se encuentra en su centro, que no abandona casi hasta las 9 de la noche en muchas ocasiones. Todos somos fieles testigos que los fines de semana, vacaciones de semana santa, navidades y verano, Jerónimo siempre pasa a diario por su centro que tiene totalmente al día. Ha sido toda una vida dedicada al IES La Guancha, a la cultura, a la educación, al fin y al cabo, a nuestros jóvenes que son los que han podido cursar en un centro ejemplar y referente en España.
Se acerca la jubilación de Jerónimo y se nos irá una de las personas más importantes que ha tenido nuestro pueblo y es por ello por lo que hacemos esta petición. Por un lado, conceder la Medalla de Oro municipal y por otro, que una calle lleve su nombre y proponemos la zona nueva que se va a realizar muy cerca del IES La Guancha y que estará en la zona de la piscina. Desde el C.B. Guancha entendemos que el pueblo estará siempre en deuda con Jerónimo y que merece recibir ambas distinciones. Es muy difícil conseguir ser profeta en su tierra y él lo ha conseguido.
Queremos añadir a nuestra petición, un escrito del también premiado con el «Viera y Clavijo» en 2014, ex Inspector General de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, el Palmero Manuel de Los Reyes Hernández Sánchez. En el mismo refleja de manera resumida la capacidad y admiración de un Guanchero ilustre como es Jerónimo Morales.
IES «LA GUANCHA» JERÓNIMO DE LA GUANCHA
Nunca un nombre, que yo sepa, se había fundido y confundido tanto con un pueblo. Trato de escribir unas líneas y me asalta la duda sobre lo que quiero redactar, pues no sé si hacerlo sobre Jerónimo o sobre el IES «La Guancha». Mi confusión creo que refleja el sentimiento de muchos compañeros que no logran separar lo uno de lo otro. Ello es así, porque no se puede entender la vida del gran director sin el instituto, y no se puede explicar la excelencia del centro educativo, a lo largo de muchos años, sin el nombre de quien ha desarrollado su vida con plena dedicación a la docencia, más allá del deber del buen profesional que cumple eficazmente sus obligaciones. Estas palabras pudieran parecer lo del amigo y compañero, pero no lo son ni quieren serlo, más bien son un justo retrato de un hombre, para quien la educación ha sido una razón de ser, y de un compañero y amigo que quiere, más que dar las gracias personalmente, dejar constancia, lo mejor posible, de una estampa del luchador que, arrancando de la ilusión, logró un gran instituto que desde su pueblo, La Guancha, ha extendido la sombra del buen hacer, del saber, a la comarca y a toda la isla, con proyección a otros lares y, lo más difícil, que ha logrado mantener la calidad curso trascurso académico.
Dar testimonio de unos hechos, recabar la información de otros, y hacerse eco de las voces de numerosos profesores, directores e inspectores de educación, me ha parecido casi un deber, pues muchas veces dejamos en el tintero lo que pensamos escribir y el tiempo se encarga de hurtar a las nuevas generaciones, datos, modos y maneras de quienes contribuyeron laboriosamente a edificar los centros de educación que se les han legado. Conocer la Historia, reflexionar sobres las historias de su paisanaje en medio de su paisaje frondoso, será imprescindible para reconocer los méritos de quienes se hicieron merecedores a ello. Aquí están las razones de estas líneas, del profesor, del director, de ese gran profesional que ha sido Jerónimo Morales Barroso. Jerónimo Morales Barroso nació el 30 de septiembre de 1953, en el municipio de La Guancha y allí vivió su infancia, aplicándose pronto como alumno disciplinado con grandes maestros como Cristóbal Barrios Rodríguez, sin dejar de lado sus obligaciones de monaguillo con el recordado párroco Octavio Hernández García, gran maestro también en lo que será su gran humanismo.
El joven estudiante, deportista, amante del baloncesto, prosiguió sus estudios en la Escuela Universitaria de Empresariales en Santa Cruz de Tenerife, titulándose en 1975. Pronto comenzará su andadura profesional y será en su querido pueblo donde tenga la oportunidad de mostrar sus dotes de gran luchador y excelente organizador, pues el 20 de noviembre de 1979 inició la dura etapa de un centro educativo sin apenas medios, como profesor delegado del Instituto de La Orotava. Cuatro profesores y cincuenta y nueve alumnos constituirán la esencia de un proyecto donde los recursos materiales se irán sumando poco a poco con muchas dificultades en salones alquilados por el ayuntamiento y dotación de material que llegara a cuentagotas, hasta que la constancia en el digno empeño permite dar el gran paso hacia la creación del instituto en 1983 y poder instalarse en el actual edificio de nueva construcción el 20 de noviembre de 1987. El centro crecerá año tras año hasta alcanzar la cifra de mil cien alumnos.
Es indudable que la educación estaba ganando un gran director, pero es probable que perdiéramos a un político de los que hacen falta, ya que se apartó del camino que no consideraba el suyo, sin dejar de lado su compromiso social y político. Él mismo se definirá como socialista más allá de la valla del centro y esa conducta le hace aún más respetable. El camino de Jerónimo, como el mismo me ha dicho, con una frase que considera su consigna, es la educación, porque para él «la educación es el pilar imprescindible de la sociedad».
Al formar parte del equipo del gran consejero de educación Luis Balbuena Castellano, como jefe del servicio jurídico, tengo la oportunidad de conocer a Jerónimo que, un día y otro, se acercaba a las direcciones generales competentes para lograr los medios necesarios que permitieran una enseñanza de calidad, cuando apenas se hablaba de calidad de la enseñanza. Con una habilidad poco común, sin levantar la voz, con esa constancia señalada, hablando y convenciendo, Jerónimo comenzó a escribir las primeras líneas de las brillantes páginas de un instituto que algunos no sabían bien su denominación, pero sobre el que no había confusión al señalar: esto es para el instituto de Jerónimo. Al no tener el don de la ubicuidad, el eficiente director buscó un método singular que le permitiera estar en el centro, en La Guancha, y atender a su organización, y realizar las gestiones en S/C de Tenerife, en la pesada máquina burocrática que agota a cualquiera menos a Jerónimo, al que nunca consiguió enfadar. No es ningún secreto que para hacer posible esa doble función Jerónimo se personaba en el centro cada día antes de las seis de la mañana de modo que cuando comenzaban la jornada escolar poco quedaba a la improvisación.
El centro de educación no es solo un edificio, bien dotado de mobiliario y material didáctico, aunque ello sea muy necesario, y aquí vuelve a aparecer el gran director que además de los dotes de organización y su capacidad para las relaciones personales, tiene claro lo que implica la enseñanza, donde docencia no se puede separar de investigación e innovación educativa si lo que se pretende es la buena educación, la educación de calidad y por ello, de nuevo con la confusión instituto-director, Jerónimo- centro, el IES La Guancha se convierte en uno de los centros que registra su calidad ante propios y foráneos. Atento a las reformas educativas y al desarrollo de estas se van implantando diversos ciclos de las familias profesionales de «Electricidad y Electrónica», «Administración y Gestión», «Imagen y Sonido», «Industrias alimentarias», que atraen alumnos de toda la isla por su calidad y por ser de los primeros centros que logran tales enseñanzas según salen del horno del boletín. Si a ello se añaden los proyectos que vinculan a profesores de primera calidad al centro, con ganas de trabajar e implicarse en la docencia con sus alumnos, tenemos la explicación del éxito alcanzado en poco tiempo, pero hay algo más que se suma, es la incardinación del centro en su contexto, en todo el pueblo, de modo que el instituto se convierte en un factor dinamizador de la economía local, alumnos de otras zonas que se trasladan y alquilan vivienda en la zona con lo que ello implica, dinamización de actividades complementarias y de actividades extraescolares, actos escolares y culturales, música y deporte, etc., en el que la adquisición de productos y gestiones se hace en el pueblo, siempre que es posible, y por la misma razón los gastos.
Es indudable que para alcanzar los logros descritos y los que se señalará a continuación es imprescindible el trabajo en equipo, la participación activa del profesorado, la actitud receptiva de los alumnos y su deseo de aprendizaje, el apoyo de madres y padres de alumnos, la tarea del personal de administración y servicios que no por su labor callada es menos fundamental, la colaboración de las instituciones públicas y privadas, y todo ello tiene nombre y nombre propio, los que aparecen aquí y otros que no señalamos, pero que están comprendidos en ellos. Este trabajo en equipo no es ninguna contradicción con lo dicho al principio y el papel relevante de un buen director como ha sido Jerónimo Morales Barroso, y no loes, porque su modo y manera de actuar, siempre con respecto, comprendiendo, bromeando, encajando, estando atento a todo, y trabajando siempre, ha sido el motor permanente de un centro de calidad en el que su personal va con ganas al trabajo; ahí está su mérito que no ha anulado el merecimiento de tantos profesores, sino que, bien al contrario, ha colaborado en el mismo y el buen nombre de cada uno de ellos.
Es casi imposible que un centro se vincule tanto a un lugar y que se proyecte fuera con tanta fuerza como el IES La Guancha, sin esa suma de voluntades y sin unas actividades y unos actos culturales, recreativos y gastronómicos, en particular, que han nacido y se han desarrollado en el marco de la docencia, y es ahí donde está su peculiaridad y denominación de origen, posibilitando el encuentro de decenas y centenas de profesores en encuentros de gran fraternidad, en modo alguno ajenos al objetivo común de la educación. Nombres como Orestes, Loli, Margarita, Juan Pedro y otros muchos son los que traducidos al Román Paladino dan el nombre de Jerónimo. ¿Cómo entender San Andrés, sin ellos?, ¿cómo entender «La Guancha» sin San Andrés? Las aceitunas, los Manises y los chochos bailan en la bodega, el queso temblando se viste de amarillo y, mientras tanto, el vaso del buen vino nuevo de la comarca, se levanta por arte de magia para animar la conversa que arregla los problemas del país y, al mismo tiempo, preparar el cortejo que va al restaurante «León», casa Yeyo, para el gran ritual del almuerzo, bien entrada la tarde, donde no faltarán las garbanzas que desafían las cucharas y el queso blanco que no quiere quedar atrás, y venga vino, que no es lo mismo que Gabino, ven, hasta que comienzan las profesoras y los profesores a levantarse, pero no para irse, sino para dirigirse al maestro de ceremonias que, cuchillo en mano, va colocando en cada plato que se acerca el trozo de carne de cochino que ha llegado a su punto después de un largo recorrido, iniciado a la madrugada en el asadero cubano, que ahora llamamos, también, palmero, mientras se cruzan miradas de amistad y, a veces, más que amistad.
El cuidado de Jerónimo le lleva a elaborar su programa que entrega de mano en mano en toda la Consejería de Educación, cada año. Pasado «San Andrés» con un inolvidable día de asueto disfrutado, cada uno queda soñando con el encuentro del siguiente curso, agradeciendo al singular amigo la atenta invitación. Los cursos académicos son largos y Jerónimo no puede estar quieto, el duro trabajo necesita del descanso, del encuentro y de la tertulia que pretende huir del trabajo, aunque sea un vano propósito, pues el tema básico es una y otra vez la educación. Es entonces cuando aparece de nuevo el amigo invisible, el hombre discreto, que propicia el encuentro corto y la comida larga, las múltiples y sabrosas viandas y los codiciados y variados vinos para que el peso del trabajo no sea tan pesado ni el camino tan cansino. Para ello el maestro cuenta con gente de peso y ahí aparece Juan Jesús, explicando las variedades de la uva en nuestra tierra y vertiendo en cada copa la enciclopedia del vino para que cuando se beba se sepa lo que se deleita.
Colaborar en la organización de diversos encuentros, entre los años 2009 y 2014, en los que casi todos los inspectores de educación acudieron a las jornadas formativas en La Guancha, La Orotava, el Puerto dela Cruz o El Sauzal, en la bodega «Viñatigo» y «Casa Teo, «Finca La Gallanía», el restaurante «Régulo» o «Gastrobar AEI», no fue tarea fácil, pero para el hombre del Norte no hay nada imposible, bien actuando en primera línea o facilitando la labor de quienes la ocupen en cada momento, como ocurrió en 2014, con nuestro destacado inspector coordinador Néstor Castro Henríquez, que, por otro lado, será el gran impulsor del encuentro anual de inspectores que bajo la denominación de «San Sebastián» permite fomentar la fraternidad entre los compañeros. El báquico elemento hace brotar las sinceras opiniones y la fraternidad se contagia, mientras se discute de la nueva reforma educativa que reforma a la última reforma.
Nombres inolvidables, inseparables del gran promotor, permanecen sujetos a las mesas, atentos a la explicación de Juan Jesús Méndez Siverio, uno de los mejores expertos en la elaboración del vino y otras bebidas en Canarias. Encuentros de convivencia, larga conversa y alegre canto que tenían su razón de ser en el amplio campo de la educación pues en ninguna de ellas faltó el aspecto formativo y de reconocimiento de la labor inspectora de quienes ya no estaban en el servicio activo como ocurrió en El Sauzal con mis sentidas palabras de reconocimiento al entrañable amigo Joaquín Nieto Reguera, excelente inspector y destacado escritor de Gran Canaria con su importante colección de cuentos infantiles. Emocionante acto, recordando «Un barranco lleno de flores» en el que se le hizo entrega del bastón de mando de los viejos saharauis que yo había traído de El Sahara. Entrañable acto gastronómico, lúdico y pedagógico que contó con presencia de otro gran inspector, Rafael Curbelo Armas que se había trasladado desde Lanzarote.
Asociar los nombres de Jorge, Luis Pérez, Teodomiro Moreno, Carmen Nieves Crespo, Marcos Pascual, Oswaldo Izquierdo, Wladimiro Cubas, Néstor Castro, inspectores de educación en la isla de Tenerife, y muchos más, a tu nombre no necesita permiso y por eso lo hago, pues dar constancia de lo que se ha hecho, cuando la educación ha sido el eje principal del encuentro, no debe perderse en el baúl de los recuerdos. Cuando se transforma el momento de asueto en unas horas de trabajo extraordinarias en el pleno sentido de la palabra debe quedar constancia no para recibir la obvención, sino para que conste en el libro del buen hacer. El centro premiado recientemente con la distinción «Viera y Clavijo» vuelve a confundirse con el director reconocido también con tal distinción el 23 de febrero de 2012. El centro que ha propiciado los intercambios, que ha participado en el proyecto Leonardo da Vinci, primero y, después, en el programa Erasmus de la Unión Europea, con 292 alumnos y 55 profesores entre los cursos 2001/2005 y 2019/2020, que es un centro que tiene reconocida su calidad, ISO 2015 y excelencia europea EFQM, vuelve a fundirse con el director al que se le entrega la medalla Alfonso X El Sabio por la delegada del Gobierno en Canarias en el Centro cultural «Unión y Fraternidad» de La Guancha, el 28 de abril de 2008, ante la presencia de numerosos profesores, inspectores, alumnos, ciudadanos en general que le arropan una vez más, reconocimiento recogido en el BOE del 3-12-2008.
Jerónimo Morales Barroso sigue en activo y su labor, por suerte, sigue siendo reconocida como ha ocurrido recientemente con el premio el Ancla de Oro que se le entregó el 19 de enero de 2019 por la Agrupación Musical «Esperanza de La Guancha». Por otra parte, su colaboración con las instituciones se ha puesto de manifiesto, participando hasta hace dos años en el Consejo Escolar de Canarias, como persona de reconocido prestigio, porque Jerónimo sigue siendo Jerónimo. Un centro que ha conmemorado el 25 aniversario de su creación, manteniéndose en primera línea de la calidad de la educación, merece el reconocimiento y, por suerte, ello ha quedado plasmado en un gran libro «Instituto de La Guancha: algo más de 25años», escrito con excepcional maestría por el periodista Salvador Pérez. Sería un atrevimiento tratar de completar algún aspecto en un libro completo, pero no sobra añadir la pincelada de otro observador que vivió algunos momentos del centro muy cerca del mismo y que ahora lo ve desde la distancia que aumenta la objetividad, dentro del mundo subjetivo del que no podemos desprendernos.
Todo no es gloria, pero los momentos difíciles se pueden transformar en catapultas para nuevos lanzamientos y eso creo que fue lo que ocurrió cuando algunos confundieron la crítica y las exigencias razonables con la insubordinación y procedieron al cese del gran director, dando paso, sin quererlo, a la concesión a Jerónimo Morales Barroso de la que yo llamo la «Gran Medalla». Cuando la arrogancia, apoyada en el brazo del adula miento y el desconocimiento caminando al lado de la mediocridad hicieron presencia en el templo del saber, en La Guancha, disfrazados de fax, a las dos horas y diez minutos de la tarde del 15 de octubre de 2004, cesando al director del centro, se dio inicio a una conmoción en la que la sorpresa del primer momento y consiguiente tristeza darán paso a una sucesión de hechos que inscribirán una de las páginas más brillantes de la enseñanza pública en Canarias.
La desacertada e inexplicable resolución de cese de un director, designado por los representantes de la comunidad educativa y su legal nombramiento, produjo la reacción en cadena de los más diversos sectores escolares y sociales. El apoyo de profesores, alumnos, asociaciones de madres y padres de alumnos, sindicatos y las más variadas instituciones, con encierros y diferentes movilizaciones lograron el triunfo del sentido común y que no se arrojara al barranco el trabajo bien hecho durante muchos años. Todas a una y uno para todos, que todo es uno y lo mismo, porque no se trataba solo de Jerónimo, sino del instituto de «La Guancha» y de La Guancha entera. La fuerza popular que había dado paso a la reacción del mundo de la educación logró torcer el brazo del despropósito, logrando que el consejero José Miguel Ruano, por una vez, diera marcha atrás, desnudando las carencias del director territorial de educación Zenón Ruano, que no pudo taparse con el paño de la arbitrariedad del mando. La autoridad, que se había hecho eco del «Jerónimo se la está buscando» y el «sí podemos con Jerónimo, podemos con todos», quedó sola ante la movilización general de la comunidad educativa de la isla en todo Tenerife, mientras que de los autodenominados «asesores», del «sí wana», se desconocía el paradero. Encontramos aquí de una página brillante de un centro y un director en el que el punto obscuro se transformó en blanco y lo blanco reluce más claro, propio de un hombre de temple, que había encajado con gran serenidad un segundo golpe, cuando no había desaparecido del recuerdo aún el ocurrido la primera vez el 31 de mayo de 1984.
El adagio «No hay mal que por bien no venga» tuvo su momento de vigencia en el IES La Guancha y permitió a Jerónimo recibir la más grata y la más alta condecoración de las muchas recibidas, la «Gran Medalla» del aprecio y el reconocimiento, colocada en su pecho por su comunidad educativa y por la ciudadanía canaria que en justa rebelión le había otorgado. El premio «Marta Mata», concedido por el Consejo Escolar del Estado en 2009 y entregado al centro por el entonces ministro de Educación, Ángel Gabilondo, la visita de ilustres escritores como José Luis San Pedro en 1990 en el marco del Primer encuentro de escritores, iniciado ese año y que aún se mantiene, quieren ser el postre de este ágape que comenzó con unas consideraciones a modo de entremeses y continuó con un relato bien adobado pero atado a la tierra y en nada faltando a la realidad. Si este escrito es leído por las nuevas generaciones de alumnos, haremos justicia a un centro y a su director, si además fuese examinado por las autoridades, es posible, que las mismas, tomen conciencia de la importancia de reconocer el principio de autonomía de los centros docentes para que dicha autonomía no se quede en una declaración retórica. Autonomía con rendición de cuentas y cuantas evaluaciones se quieran, pero, al mismo tiempo, con la difusión de las prácticas de excelencia que se descubran en nuestra propia tierra, propiciando la innovación educativa y cesando en la manía reguladora que permita superar la maraña de normas que ahogan a los centros educativos cuando quieren trabajar y trabajar bien. No vayan a Europa, en Europa estamos, y La Guancha puede ser el lugar que buscamos. Este retrato del compañero y amigo tiene que terminar dando las gracias por generosidad y por lo que en él se encierra, es decir, por sus profesores, su gente, su pueblo, unas gracias que deben repetirse para todo el que ha contribuido a contar en Canarias con centro de excelencia académica.
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